Una de las formas de llevar a la práctica una metodología activa, es
organizar en el aula espacios llamados rincones, en cada uno de los
cuales los alumnos realizan una tarea concreta y diferente.
En los rincones permitiremos que los niños desarrollen hábitos
elementales de trabajo, cumplimiento de normas y los utilizaremos para
fomentar su autonomía. Según el tipo de actividad que se pretenda
realizar, algunos rincones necesitarán ser dirigidos por la educadora y
en otros solo habrá que observar si los niños realizan sus juegos
correctamente.
El trabajo en equipo y la colaboración son otros de los objetivos que
se consiguen con esta metodología. La organización del aula requiere
una distribución espacial por zonas, en cada una de las cuales estará
ubicado el material destinado a los trabajos concretos que se pretenden
llevar a cabo en ese rincón.
Los alumnos realizarán la tarea programada para ese día y la
educadora evaluará si el objetivo está conseguido o debe reforzarse. Es
por tanto, tarea del docente planificar, organizar, explicar la
actividad en los diferentes rincones, presentar los materiales y, por
último, verificar los resultados.
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